Un tatuaje es
una modificación corporal en el que se crea un dibujo, una figura o un
texto y se plasma con agujas estériles que inyectan tinta
o algún otro pigmento bajo la epidermis de una persona.
Hoy en día nos vemos fascinados con el mundo de los tatuajes, pero las cosas no siempre fueron así. Durante mucho tiempo, los tatuajes se asociaban con valores negativos para la moral burguesa de una sociedad que privilegiaba la higiene -en cualquiera de sus expresiones- como un reflejo de la “honorabilidad” de una persona. Hace no mucho tiempo, un tatuaje era una marca registrada de un -nunca mejor dicho- bandido.
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